
El cierre de la casa de Abrigo
La confirmación del cierre de la Casa de Abrigo de 9 de Julio es un golpe devastador para la comunidad local, especialmente para los más vulnerables: los niños que, por diversas razones, necesitan de un espacio de contención, protección y apoyo. Este lamentable desenlace no es más que una consecuencia directa de la falta de gestión del gobierno municipal encabezado por la Intendente María José Gentile. El cierre de esta institución, que desde hace años ha sido un refugio para niños en situación de riesgo, no solo refleja un fracaso administrativo, sino una desidia política que pone en evidencia las prioridades del Ejecutivo local.
El jueves pasado, en una sesión especial del Concejo Deliberante, se confirmó lo que muchos ya temían: la Casa de Abrigo dejará de funcionar el 31 de diciembre. Este cierre obedece a la finalización del contrato de alquiler y del convenio con la Provincia, una situación que podría haberse evitado con una mejor planificación y, sobre todo, con un gobierno municipal comprometido en mantener uno de los pocos espacios de contención local para los niños más vulnerables de la ciudad.
Las funcionarias municipales, la secretaria de Desarrollo Comunitario María A. Márquez y la subsecretaria Florencia Gómez, trataron de justificar el cierre apuntando al déficit presupuestario persistente y a la falta de renovación del convenio con la Provincia. Pero lo cierto es que, desde mayo, el municipio ya sabía que este día llegaría, y lo único que ha hecho la Intendente Gentile es poner parches a un problema que podría haberse solucionado con tiempo, gestión y, sobre todo, voluntad política. La falta de acción oportuna por parte del Ejecutivo municipal es alarmante, y deja en evidencia una falta de compromiso con los sectores más necesitados de nuestra sociedad.
Lo que realmente es indignante es que, mientras se nos habla de las «reubicaciones» de los niños a otros hogares, nadie se detiene a pensar en el impacto emocional y social que esto causará en los chicos que ya han pasado por situaciones difíciles. Trasladar a los niños de un hogar de abrigo a otro, en otro distrito, no solo pone en riesgo su estabilidad emocional, sino que también los expone a un desarraigo innecesario, cuando lo que más necesitan es seguridad y continuidad en el acompañamiento profesional.
La falta de planificación de la Intendente Gentile es aún más grave si tenemos en cuenta que el Concejo Deliberante y varios bloques políticos, como el de la UCR y el Partido Justicialista, vienen reclamando desde hace tiempo una solución a este problema. La edil Julia Crespo lo señaló con claridad: la Comunidad necesita un espacio de contención local. La respuesta del gobierno municipal ha sido, en el mejor de los casos, tibia, y en el peor, completamente desinteresada. Natalia Bazterra, también del mismo bloque, hizo un llamado a la Nación para intervenir, sugiriendo que los gobiernos provincial y nacional también deberían hacerse responsables. Sin embargo, esto no puede ser visto como una solución al déficit de gestión del Municipio. El gobierno local es el primer responsable de garantizar los servicios esenciales a los vecinos, y en este caso, la Casa de Abrigo debería ser una prioridad absoluta.
El proyecto presentado por el bloque de la UCR, que busca garantizar la continuidad del hogar, debería ser la base para una verdadera política de Estado que involucre a todos los niveles de gobierno, sin excusas ni evasivas. Este es un tema que debe trascender las diferencias partidarias y convertirse en un compromiso común para proteger a los más vulnerables.
Pero no, la realidad es otra. El gobierno de María José Gentile ha mostrado su verdadero rostro: un rostro que antepone las cuestiones presupuestarias y las conveniencias políticas a las necesidades urgentes de los sectores más desfavorecidos. Mientras se dilatan las soluciones, el cierre de la Casa de Abrigo se concreta, dejando a los niños sin el espacio que tanto necesitan. Y lo más preocupante es que, al no haber una política clara que garantice la continuidad de este servicio, nos enfrentamos a la posibilidad de que otros servicios vitales también sufran el mismo destino.
Este cierre es una señal alarmante de lo que ocurre cuando los gobiernos se enfocan más en la política electoralista y la gestión de lo inmediato, en lugar de construir un proyecto de largo plazo que garantice la protección de los derechos más fundamentales, como lo son la salud, la educación y la seguridad de nuestros niños.
La Intendente María José Gentile y su equipo han fracasado estrepitosamente en la gestión de uno de los servicios más sensibles y necesarios de nuestra comunidad. El cierre de la Casa de Abrigo es una muestra más de la desconexión del gobierno municipal con las necesidades reales de la gente, y de la falta de voluntad para proteger a quienes más lo necesitan. La sociedad de 9 de Julio no puede seguir tolerando este tipo de errores de gestión, y los responsables de este cierre deben rendir cuentas. Es hora de que el gobierno municipal asuma su responsabilidad y trabaje, de una vez por todas, para garantizar que no haya más cierres de este tipo.
EL LOBO
Fuente: https://www.semanarioextra.com.ar/el-editorial-del-lobo-34/